Lecturas: 1a
lectura: Hech 13, 14. 43-52
2a lectura: Apoc 7, 9. 14-17
Evangelio: Jn 10, 27-30
Estimados
hermanos y hermanas,
Hoy,
es común hablar del 'pastor', del 'responsable', del superior etc. Todos estos
títulos designan a guías, a personas responsables. Lógicamente, Jesús, como
responsable de la iglesia también, es pastor. ¿Pero por qué Jesús se llama
“buen pastor”? Cuál es la diferencia entre Él y otros pastores de nuestro
mundo? Pues bien, las respuestas a estas preguntas tenemos que buscarlas en el
mismo texto del evangelio de este cuarto domingo de Pascua, llamado también
'día mundial de las vocaciones'.
Primero, porque conoce sus ovejas. En efecto, la oveja es
un animal frágil. Es, además, un animal dependiente, no se vale por sí sola:
depende totalmente de su pastor. La oveja vive en rebaño, no puede caminar sola
porque no es capaz de defenderse. Esta siempre presa de los animales feroces.
Así, su dependencia del pastor la hace ser obediente y atenta a la voz y a la
dirección de “su” pastor.
Nosotros, como seres humanos, tenemos también todos tipos
de fragilidades, de defectos, de debilidades, más o menos como la oveja, aunque
a veces nos creemos muy fuertes y muy capaces. Somos, también, dependientes de
otros, pero más del Señor y tampoco nos valemos por nosotros mismos. Jesús es
el verdadero pastor que nos conoce tales cuales. Y así es como nos llama a
seguirlo. De hecho, nuestro único deseo es conocerle cada día más y amarle cada
momento mejor.
También, sabemos que conocer a una persona es ante todo
vivir una relación de cercanía con ella. En efecto, el verdadero conocimiento
no es una pura relación intelectual, sino la comunión en el amor. Conocer a
alguien es comprender sus sentimientos más profundos, los motivos por los que
actúa de una forma determinada.
Segundo, porque sus ovejas escuchan su voz. Es normal.
¿Cómo no podemos escuchar u obedecer a una persona que nos conoce bien, que nos
quiere, que nos ama, que nos cuida? Además, recordemos que Jesús mismo es la
palabra de Dios, que transforma, que da vida.
Tercero, porque sus ovejas lo siguen. Es también normal.
Porque lo conocen, pues no pueden seguir a una persona que no conocen. Le siguen
porque es una persona muy importante para ellas, maravillosa, providencial, que
está dispuesto para ayudarles, que está siempre presente cuando la quieren, que
les respeta, que les trata con cariño, que los valoriza. Es por eso que están
también dispuestos a seguirla e capaz de distinguir su voz dentro de muchas.
Finalmente, porque da
la vida eterna a sus ovejas. Todos sabemos que la vida es algo muy precioso.
Todos queremos vivir. Y la vida que nos da Jesús no es una vida cualquiera. Es
una vida eterna, llena de alegría, una vida plena: "Yo vine para que los
hombres tuvieran vida, para que la tuvieran en abundancia "(Jn 10, 10).
Mientras que los pastores terrestres cuidan solamente su propia vida, Jesús,
él, se desprende de su vida en provecho de sus ovejas. Haciendo esto, muestra
que nos quiere con un amor eterno del que nada, ni la muerte, ni los
sufrimientos, pueden separarnos.
Finalmente, lo mejor de todo el relato es que para Dios todos somos importantes
y Él se ocupa siempre personalmente de cada uno de nosotros, incluso cuando nos
alejamos de Él. Recemos porque seamos conscientes del amor con el que Dios nos
ama y que con la ayuda de su gracia, seamos también testigos de su amor en
nuestro mundo.
Sébastien Bangandu, a.a.
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