lundi 14 mars 2016

Lunes de la 5a de Cuaresma C: Ser testigos de Jesucristo



Lecturas: Primera lectura: Dan 13, 1-9. 15-17.19-30.33-62
               Evangelio: Jn 8, 12-20

Queridos hermanos y hermanas,

La liturgia de la palabra de hoy nos habla del testimonio. Cada uno de los que creemos en el Señor, cada uno de los miembros de la Iglesia, estamos llamados también a ser testigos de Jesucristo. En efecto, ser testigo de Jesús es mucho más que haber oído el nombre de Jesús. Ser testigo es acoger a Jesús y dejarse transformar por él. Es desarrollar una intimidad con él. Es vivir plenamente su Palabra. Porque no se puede ser testigo de Jesús, cuando nunca se testifica en la vida diaria. 


Por otro lado, el testimonio es algo que es siempre una tarea urgente para la Iglesia y para todos los cristianos. En la vida cristiana el testimonio tiene una fuerza de edificación increíble que va más allá de las palabras. Porque las palabras solas no bastan; hay situaciones límites en las que sólo cabe el testimonio de nuestra vida. 


Acordémonos que el Evangelio, antes de ser escrito, estuvo proclamado y vivido. También, como lo había dicho el papa Pablo VI: " el hombre contemporáneo escucha más de buena gana a los testigos que a los maestros o si escucha a los maestros, es porque son testigos”.


Para ser bueno testigos de Jesús, es importante dejarse iluminar por su luz. Ya que es su luz que da consistencia a nuestras palabras y a nuestros acciones. Por otro lado, la luz nos regala descubrir el bien que podemos desear y el mal que hemos de evitar. En cambio, si no nos dejamos alumbrar por su luz, nuestro testimonio tendrá menos consistencia. 


Es lo que llegó a ambos viejos de los que estuvimos entendido en el relato de la primera lectura de hoy. En efecto, no siendo guiados por la luz de Cristo, dieron un testimonio falso contra la inocente Susana que fue condenada injustamente. Pero la justicia de Dios se manifestó a través la intervención de Daniel, cuyo nombre significa “Dios hace justicia”.


Nuestra tendencia natural nos lleva a indignarnos con los dos viejos jueces injustos y con todos los que siguen cometiendo injusticias y otros actos parecidos. Pero debemos también preguntarnos si nosotros siempre somos justos, bondadosos, misericordiosos con nuestros hermanos. Pidámosle a Dios que ilumina nuestra  vida con su Palabra y nos da la fuerza de ser testigos vivos de Cristo, luchando por un mundo justo y fraternal.


Sébastien  Bangandu, a.a.

Aucun commentaire: