jeudi 25 février 2016

Jueves de la 2a semana de cuaresma C: El precio de la solidaridad...



Lecturas: 1a lectura: Jer 17, 5-10
               Evangelio: Lc 16, 19-31
 Estimados hermanos y hermanas

La parábola de Lázaro y del hombre rico ilustra perfectamente la vida de los hombres sobre la tierra. Hay que son ricos. Hay que son pobres. Estas dos condiciones de los seres humanos, existen desde hace muchos siglos.

La pobreza en efecto, no es una enfermedad, pero una situación desgraciada que hace al hombre indigente incapaz de subvenir a sus necesidades legítimas. Pero la pobreza no es eterna, ya que se puede salir de allí. Hace falta para que eso mejore las condiciones de vida para todos. Por otro lado, el amor, la solidaridad entre los hombres pueden también contribuir a eliminar la pobreza a través del mundo. 

En cuanto a la riqueza, no es mala. Desde hace siglos, ha estado considerada como una bendición, porque contribuye al bienestar del ser humano y hace que la vida humana sea agradable. Pero lo que devuelve los ricos detestables es el egoísmo, la falta de solidaridad a favor de los que sufren consecuencias de esta pobreza a través del mundo.

Por su parte, Jesús jamás estaba contra los ricos. Pero los llamaba siempre a ser solidarios de los pobres, como él mismo lo fue toda su vida. Y sabemos que naciendo, Jesús se identificó con los pobres. La desgracia del rico no es su riqueza. Pero su indiferencia con respecto al pobre Lázaro que sin embargo, se ponía en la puerta de entrada de la casa del rico. Insensible y ofendiendo por su riqueza, hasta que no podía percibirse de la presencia del pobre Lázaro frente a su puerta.

La situación de Lázaro es también la de los millares de personas en el mundo que sufren de la pobreza sin encontrar jamás la ayuda de las más ricas. A pesar de las llamadas de solidaridad con los pobres, la situación permanece incambiable. Como este hombre rico, esperamos a veces para que alguien descienda del cielo para convertirnos. 

Hoy el Señor nos invita a estar atentos a lo que pasa alrededor de nosotros; a la miseria que nos rodea, a las llamadas de desamparos que se oyen a través del mundo. Qué este tiempo de cuaresma estimule nuestro arranque de solidaridad y de amor, a favor de todo hermano que sufre.

Sébastien Bangandu, a.a.

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